HISTORIA DE AMOR POR SAN VALENTÍN

"EL AMOR NO ENTIENDE DE LÍMITES NI EDAD"

Nací en Argentina pero por razones familiares nos fuimos a vivir a Perú
donde hice mis estudios. Cuando acabé los estudios decidí que quería
ser secretaria por lo que estudié tres años un curso de Comercio que incluía
inglés, archivo, mecanografía, etc. todo lo necesario para realizar esa
profesión. Al finalizar la formación, primero trabajé como mecanógrafa en
una empresa privada y luego trabajé en “Purina Perú” en el departamente de
ventas. Mi trabajo lo compaginaba con apostolado que hacía en la parroquia
de mi zona.

Eramos un grupo de chicas guiadas por un director espiritual que era
el sacerdote de la parroquia. Esta persona nos acompañaba en las reuniones
y a él le contábamos los problemas que encontrábamos en las visitas para
que nos aconsejara de qué manera podíamos ayudar a la gente que íbamos
a visitar a sus casa que tenía problemas.

En mi época a un hombre casado y a un sacerdote no se le miraba como
un hombre sino como una figura de respeto. Pero esta imagen que me
inculcaron con mi educación y valores de la familia cambiaron cuando
comencé a hablar más con él.

Mi madre era una mujer dominante que dificulta mi vida diaria y por ello,
continuamente, le pedía ayuda al sacerdote para que diese consejos.
Fue en ese momento cuando aumentaron los encuentros y surgió,
posiblemente, el amor como sentimiento sin que nos lo dijéramos el uno al otro.

Tras varios años y por razones de familia tuve que viaje a Argentina y como
había dejado el trabajo que tenía en Perú tuve la suerte de encontrar otro en
este país y me quedé allí a vivir con las hermanas de mi padre, mis tías.Allí
como secretaria de un senador Peronista. Durante esta época él continuo de
sacerdote en Perú aunque no perdimos el contacto ya que nos escribíamos
por carta para que me aconsejaste, pero repito de momento no hubo una
afirmación clara de amor, sino una relación de amistad.

En este intervalo de tiempo falleció mi madre y no pude estar en el entierro
porque no podía pedir permiso en el trabajo aunque si me pude despedir de
ella meses antes cuando enfermó.

Regresé a Perú en vacaciones después de Navidad y fui a ver al sacerdote.
Posteriormente, él me comentó que había cambiado tanto desde que estaba
en argentina que al volver a verme le impresionó positivamente y me confesó
que dejaría el sacerdocio si yo estaba dispuesta a casarme con él. Yo siempre
tuve muy claro que quería tenerle como algo más que amigo pero también
tenía muy claro que no iba a pedirle que renunciara a su puesto de sacerdote
sin que fuese una decisión suya. Por lo que estuve viviendo en el silencio hasta
ese momento en el que los sentimientos salieron a flote.

A partir de ese momento él dejó su puesto y nos casamos en Argentina. Como
él había estado mucho tiempo en Perú lejos de su familia decidimos venirnos
a España a vivir.

Aquí escribimos nuestra nueva vida llena de felicidad y cariño. Nunca tuvimos
hijos porque ya eramos mayores. Desgraciadamente, el falleció hace 10 años.
Yo continué viviendo en España porque me enamoré de él y de su país.

Lo que más extraño es hablar con él ya que era una persona con la que podía
hablar de todo muy abiertamente y me daba buenos consejos. Para mí lo más
importante y lo que más valoro de una relación sentimental es la oportunidad
de hablar con tu pareja de todo lo que quieras sin limitar o pisar la opinión o
idea del otro.

Con él aprendí que el amor no tiene edades ni barreras cuando se sabe lo que
se quiere. He sido muy feliz con él y su recuerdo está presente en mi vida,
salpicando de sueños y alegrías mis momentos.